Revista Bar & drinks

LOS GRANDES VINOS DE LAS BODEGAS ARGENTINAS

35 “ÍCONOS” RECOMENDADOS


El esmero y empeño puesto en los viñedos y la vinificación de estos vinos es mayor al resto de las líneas. Sus propietarios los tienen como “tanques” al frente de sus producciones, y nunca guardan relación su precio con el contenido.

¿Moda, marketing o necesidad?

Tímidamente comenzaron a aparecer en el mercado, hace 12 ó 13 años, los productos ahora llamados TOP, SUPER PREMIUM o ÍCONOS.  La revolución o reconversión de las bodegas, al “gusto que impera” en el mundo fue determinante. Un referente les era necesario a las bodegas, que tuvieran un sostén de marca aunque más no sea de modelo y no por ventas, que apuntalara su imagen.
El vino insignia enseña el camino de la bodega, que de acuerdo a sus atributos muestra qué es capaz de elaborar, y cuánta calidad posee.



En estas 35 muestras degustadas hay precios altísimos (hasta $525), altos, medio-altos y medios (desde $65). Importante amplitud para un comportamiento que peca de poco monolítico en cuanto a la calidad. En algunos casos, los bodegueros confunden calidad con muchísimo aporte de madera, más de la que la estructura del vino puede soportar. Bienvenidos aquellos que en esta loca carrera de precios, podrían estar más caros. Son los menos.

Renglón aparte para aquellas que no poseen el tiempo necesario de estiba en botella, para satisfacer realmente al consumidor (la mayoría). Encontrarán un vino corpulento, con taninos muy astringentes e intensidad superlativa, difícil de combinar con alguna comida.

Quien los compre, en general para regalar o por snob, al beberlo por supuesto dirá que le gusta, pero sus papilas le quedarán tintineantes. Y como tampoco sabe de temperaturas de consumo, la boca se calienta por demás por su alto %alc., muchos cercanos a 15%. Por largos minutos no podrá sentir otras sensaciones gustativas. Y estoy hablando de los vinos más caros, que supuestamente tienen en el precio el valor financiero incluido!

Como no podía ser de otra manera en mi caso, muchos de los elegidos son varietales Malbec, o como base de blends.
 
Vuelvo al tema Precios: ser el “más” caro no implica ser el mejor. Quizás sí en esa bodega,

pero en góndolas vemos precios menores, de otras zonas o estilos, que pueden competir en calidad con ellos. Solo hay que rastrear. A veces, el único motivo para ser más caro es la corta producción. Lotes de 1000 o 2000 botellas lo hacen “ícono” sin otro fundamento, aunque contengan largas crianzas en roble.
Es el producto más mimado por el ingeniero agrónomo y el enólogo. Sus uvas no se cosechan hasta tanto no lleguen a su maduración fenólica, e imprimen todos los cuidados.

Se esperan en bodega para bajar la temperatura, su vinificación es monitoreada con precisión horaria, casi colocando un “colchoncito” al lado del tanque o la pileta, y al pasar a las barricas se busca que sean las mejores y de 1er uso. Probado continuamente a pie de barrica para determinar cuándo es el mejor momento de fraccionamiento, hasta el tiempo de maduración en botella, que como queda de manifiesto más arriba, pocas bodegas lo hacen.

Las diferentes cosechas, generalmente, difieren en calidad. No siempre los enólogos logran
grandísimos vinos, como sí fue la 1ra. elaboración, con la que quieren asombrar.
Es muy difícil superar e incluso igualar. Cuestiones de año climático, económicasfinancieras
de las bodegas; cambios de enólogo; y hasta el humor reinante por sucesos, hacen que
varíe.


Pensar un gran vino es fácil, concretarlo es el desafío. Suelo, clima, tecnología y la mano del

hombre son los factores que influyen. No creas siempre que lo mejor tiene que tener un precio súper alto. La oferta hoy es muy grande.

Hay para elegir, probar cosas distintas y tradicionales, caras y no tanto. Divertirse y aprender, de eso se trata. Cuanto más se sabe, más se disfruta.


Por José Luis Belluscio -  revista "bar & drinks" Nº35




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